Las fintech han llegado, y esta vez para quedarse.
Las fintech, término formado por las voces inglesas «financial» y «technology», han tenido un crecimiento notable en el último año.
Alrededor del 63% de los consumidores a nivel mundial utilizan productos o servicios de carácter fintech. PayPal es un ejemplo de este tipo de compañías cuyo uso crea cada vez mayor confianza, aunque la banca sigue ganando en este sentido (el 94 % confía en ellos).
En España, el mapa fintech lo componen más de 200 empresas, según Funcas, y todas ellas tienen algo en común: han sabido aprovechar las innovaciones tecnológicas al servicio de las finanzas.
La financiación, los medios de pago o las herramientas de inversión son algunos de los sectores claves en los que han basado su negocio estas compañías creadas al calor de la innovación tecnológica, cuya distribución ha sido desigual entre áreas de negocio, con una cierta preferencia por el segmento de la financiación.
Fórmulas como el P2P Lending, que pone en contacto a personas que quieren invertir su dinero con consumidores que necesitan financiación, o el crowdfunding de recompensas, muy popular durante los últimos años para la financiación de proyectos de particulares, han encontrado su hueco en España.
Hasta hace pocos años el crédito era únicamente aportado por entidades financieras bancarias. Gracias a las nuevas tecnologías, las fintech también forman parte de la canalización del mismo.
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